Sería dueño de Google | Gabriel Sosa

Gabriel Sosa (Montevideo, 1966) es escritor, editor y periodista. Fue crítico de cine de la revista Posdata, redactor del suplemento Qué Pasa del diario El País, y colaborador durante una década del Cultural, del mismo diario. También colaboró, con mayor o menor profusión, en infinidad de otros medios escritos. Publicó los libros de relatos Orientales Excéntricos (Cauce, Montevideo, 2001) y Qué difícil es ser de izquierda en estos días (Planeta, Montevideo, 2004), y las novelas El doble Berni (Aquilina, Buenos Aires, 2008), Los muertos de la arena (Aquilina, Buenos Aires, 2011, ambas en colaboración con Elvio Gandolfo), y más recientemente Las niñas de Santa Clara (Aquilina, Buenos Aires, 2016). Es editor responsable del sello Irrupciones.

 

Un sabor de la infancia
El vasito de helado Conaprole sabor frutilla de los 70.

Una manía confesable
No prestar libros.

Un amuleto
Tener un gato cerca. No sé si da suerte, pero mínimo cazan cucarachas.

El último libro que leí
Mientras los mortales duermen, cuentos de Kurt Vonnegut. Cuentos primerizos, levemente decepcionantes.

Una película que me marcó
Star Wars. La vi en el momento exacto, a días del estreno (siempre pensé que en el Plaza, hace un tiempo me enteré que no, que fue en el Trocadero) a mis 11 años. Como quien dice, estaba hecha para mí.

Algo que evito
Los pelmazos. Trato al menos. Casi nunca lo logro.

Si pudiera volver a empezar sería
Dueño de Google.

Un lugar para vivir
Una isla con buena conexión a internet. Restoranes y librerías. Clima templado. Población mayormente adulta. Sin centros educativos. Vida nocturna, hoteles y playas, en la isla de al lado (cosa que atraigan a los pelmazos a la otra punta del archipiélago).

Un lugar para volver
Madrid.

Una materia pendiente
Aprender francés. Eso, o amasar pizza.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Nacer. Hasta ahí venía bien.

El escritor definitivo
J. G. Ballard.

Algo que jamás usaría
Crocs.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
“Hola Gabriel, bienvenido a Rarotonga, (ciudad del interior uruguayo), espero que no le moleste pero hubo unos pequeños cambios de último momento y su mesa redonda ahora trata sobre el abracadabramiento peduncular de la producción literaria contemporánea, y es con Pelmazo1 y Pelmazo2. Pelmazo1 tiene un PowerPoint de 35 minutos sobre el tema, y Pelmazo2 aún no llega…”

El lugar más feo del mundo
Una avenida que pasa cerca de donde yo vivía hasta hace un par de años. Un verdadero compendio de todo lo que puede salir mal urbanísticamente hablando. Lo gracioso es que era (y supongo que es) recorrida de punta a punta por los buses de Descubrí Montevideo, para deleite del turista.

Una rutina placentera
El café de la mañana.

Me aburre
Yo mismo. Ojo, no siempre.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
La fruta abrillantada (cuando es época). Salvo para muy pocos, es causa de anatema social.

Una canción que aún me conmueve
Varias. Tengo una imperecedera relación de afecto con música que vengo escuchando desde la adolescencia.

Un restaurante que nunca falla
La Marañada. La honestidad hecha parrilla/restaurante. A simple vista se sabe lo que puede rendir, y nunca defrauda. Si uno pide un postre, y el mozo duda y mira con cara de dilema moral hacia la heladera, mejor cancelarlo.

Algo que cambiaría si pudiera
La historia de las religiones. No la disciplina, la historia real.

El valor humano que más admiro
La continuidad.

Una última palabra
“Che, a ver cuándo nos vemos.”