Me aburre la solemnidad | Ana Torrejón

Ana Torrejón, nació en Puerto Madryn, en Argentina. Periodista y docente. Directora de la Revista Harper’s Bazaar Argentina. Estudió letras y periodismo. Fue directora editorial de Para Ti, Siete Días, Claudia, La Semana, Elle, Clarín. Condujo en televisión Disenium, por Canal A. Estuvo al frente de una galería de arte, dirigió el el equipo comunicacional de Hermès. Dicta clases de Diseño y Estilo en la Universidad de Palermo.

 

Un sabor de la infancia
Flan de nuez de mi abuela Agustina.

Una manía confesable
Soy la versión criolla de Marie Kondo, lo ordeno todo.

Un amuleto
Una cadenita de oro con mi medalla de la Virgen.

El último libro que leí
Black Out, María Moreno.

Una película que me marcó
El Rayo Verde.

Algo que evito
La confrontación ácida. Pondero el disenso, no avalo la agresión.

Si pudiera volver a empezar sería…
Lo mismo.

Un lugar para vivir
París.

Un lugar para volver
Tokio.

Una materia pendiente
Aprender a manejar.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Venir a vivir a Buenos Aires en la adolescencia.

Un escritor definitivo
Borges.

Algo que jamás usaría
Svásticas, calaveras, nada que signifique exclusión, padecimiento, odio.

La última vez que pensé tierra trágame
Tormenta de verano, paraguas roto, reunión impostergable en hotel de 7 estrellas. Dos horas sentada sobre una toalla, empapada y sin zapatos, hablando con toda seriedad.

El lugar más feo del mundo
Los agujeros de corrupción e injusticia, los barrios postergados y las personas sometidas a condiciones inhumanas de vida.

Una rutina placentera
Mi lujo, estar en #PausaCafé.

Me aburre
La solemnidad.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Shhhh… café con leche con una porción de queso manchego en la Plaza del Zocodover, en Toledo y después cruzo la calle y me compro mazapán.

Una canción que aún me conmueve
Mariposas de Madera de Miguel Abuelo.

Un restaurante que nunca falla
Tegui, y me deleita el libro que acaba de sacar Germán Martitegui.

Algo que cambiaría si pudiera
La perpetuidad en el poder. Del signo político del que sean, un ejercicio y a la casa, al llano.

El valor humano que más admiro
El coraje.

Una última palabra
Quiéranse mucho.