Un remanso de paz en la campiña uruguaya | Alva Sueiras

De tanto en cuanto, mente y cuerpo nos piden una tregua, un descanso, un alivio a nuestra cotidianidad para recobrar el aliento, recuperar fuerzas y recomponer el complejo puzzle de nuestra existencia en su cruzada con el día a día. Los viajes nos ayudan a desempolvarnos de la herrumbre que nos envuelve cuando la falta de tiempo impera y los deberes no dejan de acumularse. Lastimosamente, no siempre tenemos el tiempo o los recursos para emprender ese viaje anhelado. El arte en estos casos radica en encontrar caminos intermedios, espacios cercanos que nos permitan desconectar y restaurarnos.

A nuestra fortuna, hay más edenes cercanos de los que solemos imaginar y el país cuenta con discretos y cercanos elíseos. Uno de nuestros preferidos, se encuentra a tan sólo quince minutos del centro de Colonia de Sacramento, una posada de campo restaurada con personalidad, tacto y mimo, pensada para ser disfrutada en cada uno de sus acogedores rincones.

La Casa de los Limoneros es, a nuestros ojos, un pequeño oasis campestre gobernado por una hermosa casona rodeada por plantaciones cítricas, un frondoso vergel y una hermosa laguna, atributos que confieren al conjunto la condición de paisaje bucólico. Para colmo de bienes, la posada cuenta con una amplia y cuidada piscina, rodeada de cómodas hamacas, sombrillas de paja y, como el nombre de la estancia reza, muchos limoneros.

La casa cuenta con siete habitaciones amplias, sencillas y agradables, con altísimos techos de madera y galerías con vistas a la laguna. Los cuartos de baño de las habitaciones nos recuerdan el estilo francés, con ese aire vintage blanquinegro que confiere delicadeza a los espacios íntimos. La disposición de las habitaciones rememora, con sus hermosas puertas de antaño, las cuadras equinas de las estancias de campo.

Los espacios comunes en Los Limoneros merecen una mención especial. La casa está confeccionada con la equilibrada dicotomía de conjugar lo íntimo con lo social. Los rincones se prestan tanto para iniciar una conversación espontánea con recientes vecinos de salón, como para sumergirte en el más íntimo coloquio personal. Todo depende del momento y de la ecuación. A veces se da la magia de un perfecto encuentro entre desconocidos y a veces, simplemente, la conversa tiende más al grupúsculo personal.

Amplias chimeneas inundan la estancia, brindando esa inequívoca calidez de hogar en las épocas más frías del año. En los días generosos de estaciones intermedias y en el verano, el porche es un espacio de placer en el que disfrutar de un magnífico desayuno o almuerzo. Almuerzos y cenas siempre son confeccionados bajo petición previa, con productos de mercado y auto-cultivo, con la suerte, si eres de oídos atentos, de llevarte a casa algún secreto culinario, como hornear el salmón con ralladura de limón y hierbas aromáticas.

La Casa de los Limoneros es una estancia perfecta para el descanso, el paseo, la lectura, la escritura y la contemplación. No en vano, tanto estancia como habitaciones, carecen de televisión. La nutritiva biblioteca de publicaciones notables y ese equipo de música gobernado por melodías de jazz, se prestan para tonificar el intelecto y el alma. Sin duda, la Casa de los Limoneros es una prolongación de la sensibilidad de sus dueños, que en cada rinconcito dejaron un poco de sí para permitirnos, al común de los mortales, un espacio de calma, placidez y lentitud.

La Casa de los Limoneros
Dirección: Carretera H Mignone y Camino Tomás Assandri
info@lacasadeloslimoneros.com
www.lacasadeloslimoneros.com
Teléfonos: 4523 1029 – 091 097 926 – 098 648 244

Fotografías de Alva Sueiras

De tanto en cuanto, mente y cuerpo nos piden una tregua, un descanso, un alivio a nuestra cotidianidad para recobrar el aliento, recuperar fuerzas y recomponer el complejo puzzle de nuestra existencia en su cruzada con el día a día. Los viajes nos ayudan a desempolvarnos de la herrumbre que nos envuelve cuando la falta de tiempo impera y los deberes no dejan de acumularse. Lastimosamente, no siempre tenemos el tiempo o los recursos para emprender ese viaje anhelado. El arte en estos casos radica en encontrar caminos intermedios, espacios cercanos que nos permitan desconectar y restaurarnos.

A nuestra fortuna, hay más edenes cercanos de los que solemos imaginar y el país cuenta con discretos y cercanos elíseos. Uno de nuestros preferidos, se encuentra a tan sólo quince minutos del centro de Colonia de Sacramento, una posada de campo restaurada con personalidad, tacto y mimo, pensada para ser disfrutada en cada uno de sus acogedores rincones.

La Casa de los Limoneros es, a nuestros ojos, un pequeño oasis campestre gobernado por una hermosa casona rodeada por plantaciones cítricas, un frondoso vergel y una hermosa laguna, atributos que confieren al conjunto la condición de paisaje bucólico. Para colmo de bienes, la posada cuenta con una amplia y cuidada piscina, rodeada de cómodas hamacas, sombrillas de paja y, como el nombre de la estancia reza, muchos limoneros.

La casa cuenta con siete habitaciones amplias, sencillas y agradables, con altísimos techos de madera y galerías con vistas a la laguna. Los cuartos de baño de las habitaciones nos recuerdan el estilo francés, con ese aire vintage blanquinegro que confiere delicadeza a los espacios íntimos. La disposición de las habitaciones rememora, con sus hermosas puertas de antaño, las cuadras equinas de las estancias de campo.

Los espacios comunes en Los Limoneros merecen una mención especial. La casa está confeccionada con la equilibrada dicotomía de conjugar lo íntimo con lo social. Los rincones se prestan tanto para iniciar una conversación espontánea con recientes vecinos de salón, como para sumergirte en el más íntimo coloquio personal. Todo depende del momento y de la ecuación. A veces se da la magia de un perfecto encuentro entre desconocidos y a veces, simplemente, la conversa tiende más al grupúsculo personal.

Amplias chimeneas inundan la estancia, brindando esa inequívoca calidez de hogar en las épocas más frías del año. En los días generosos de estaciones intermedias y en el verano, el porche es un espacio de placer en el que disfrutar de un magnífico desayuno o almuerzo. Almuerzos y cenas siempre son confeccionados bajo petición previa, con productos de mercado y auto-cultivo, con la suerte, si eres de oídos atentos, de llevarte a casa algún secreto culinario, como hornear el salmón con ralladura de limón y hierbas aromáticas.

La Casa de los Limoneros es una estancia perfecta para el descanso, el paseo, la lectura, la escritura y la contemplación. No en vano, tanto estancia como habitaciones, carecen de televisión. La nutritiva biblioteca de publicaciones notables y ese equipo de música gobernado por melodías de jazz, se prestan para tonificar el intelecto y el alma. Sin duda, la Casa de los Limoneros es una prolongación de la sensibilidad de sus dueños, que en cada rinconcito dejaron un poco de sí para permitirnos, al común de los mortales, un espacio de calma, placidez y lentitud.

La Casa de los Limoneros
Dirección: Carretera H Mignone y Camino Tomás Assandri
info@lacasadeloslimoneros.com
www.lacasadeloslimoneros.com
Teléfonos: 4523 1029 – 091 097 926 – 098 648 244

Fotografías de Alva Sueiras